El Blog de Rubén Martínez Alpañez

lunes, 14 de julio de 2014

LA CANCIÓN DEL VERANO

LA CANCIÓN DEL VERANO (Murciaeconomia.com, VIII JULIO 2014)

Si digo “boooomba” a buen seguro les vendrá a la cabeza algún momento, de algún verano, con los niños, con amigos, bien bebiendo una cerveza bien preparando la barbacoa y lo más normal es que dicho momento sea por lo general, recordado como un buen momento, que para eso es verano. Como de la misma forma, aunque para esta hay que remontarse un poquito más atrás, recordarán esa que decía “el chiringuito, el chiringuito”.
imputados, corrupción, España, sistema, justicia, incapaz, ineficaz, ladrón, chorizo, moral, ética, vergüenza, crisis, social, solución, liberal, Rubén Martínez, política, Murcia, PP, psoe, csic, universidad, upd, ciudadano, progreso


¿Y cual será la canción este verano? Pues entre, “bomba”, “el chiringuito”, “Que la detengan” y “El tiburón”, no se me ocurre otra cosa que intercambiar unas reflexiones en torno a uno de nuestros deportes nacionales favoritos: las imputaciones.

Cada día resulta más usual, tan usual que aburre, encontrarnos con una imagen de algún político entrando o saliendo de un juzgado. Y aquí no hay colores, ni ideologías y da igual si hablamos de municipios o provincias, del Estado o de cualquier comunidad. “En to’ las casas cuecen habas” y aquí no se escapa ni uno.

A la luz de los acontecimientos y en relación con esa ya acostumbrada apertura de informativos y portada de periódicos debemos cuestionarnos, cuanto menos, si algo está fallando. Sin duda alguna, como la gran mayoría pensamos, si, algo falla.

Algo falla cuando vemos que los procedimientos judiciales se eternizan, contándose por meses e incluso años, el tiempo que dura la instrucción de una causa. Y cuanto más rico o importante sea el susodicho, mayor es el tiempo que dura la instrucción. Podemos pensar que algo falla si nos paramos a pensar la cantidad de causas en las que de inicio se observan indicios de delito y luego quedan en nada. Y en esto, tenemos que dar la razón a todos aquellos políticos que no dimiten cuando les imputan, porque de la misma forma que tras meses y meses dándole vueltas a las normas, al final algo se obtiene constitutivo de posible delito, también son vueltas y más vueltas las que les suelen dar en la defensa hasta concluir que aquí no ha pasado nada.

Ni muchísimo menos que voy a justificar la actuación de ningún político. Dios me libre. Y aún menos la total ausencia de moral observada en los comportamientos individuales de determinados gobernantes, que para más INRI, se rasgan las vestiduras con asombrosas moralinas, si bien, somos muchos los que coincidimos al pensar que algo que no funciona debe cambiar y que, por el contrario, hay cosas que están cambiando y no deberían cambiar.
Justicia, gratuita, ineficiente, razón, moral, ética, valores, abuso, negocio, solución, crisis, liberal, separación de poderes 
Tanto se puede decir de este tema, que daría para más de una canción y para más de un verano. Por lo pronto, es de justicia entrar a valorar la problemática, dado que todas esas causas se pagan con los impuestos de todos, independientemente del fallo y condena a costas. Como poco, conlleva una ralentización del funcionamiento del sistema de justicia que, por un lado, justifica las demandas del poder judicial por cuanto a incrementos de plantilla se refiere, y por otro dan la razón a Gallardón ante el uso y absoluto abuso que determinadas personas o grupos de personas hacen de la justicia.

En este caso, nos ceñiremos exclusivamente a un detalle común que se da cada vez que un político es imputado. Sea del PP, del PSOE, o del partido que sea, sea andaluz o valenciano o de dondequiera sea, la defensa del político pasa por la expresión “yo hice lo que dijeron los técnicos, es decir, los funcionarios”. Aquí si que está fallando algo.

Por un lado el primer cuestionamiento que debemos hacer ante semejantes expresiones es determinar para que sirven los políticos. Si resulta que un político no está para tomar decisiones, en base a su ideología, a su modelo de convivencia y a su programa electoral y sólo están para hacer lo que los funcionarios les dicen, bien podríamos ahorrarnos un buen pellizco en sueldos, simplemente dejando al funcionario que haga las cosas.

Por otro lado podemos plantearnos otorgar plena validez a semejante comentario. Y es que efectivamente un político está para tomar decisiones, pero cabe hacer la reflexión sobre la capacidad que tiene el político para tomar decisiones si tiene que hacer sólo y exclusivamente lo que le dicen los funcionarios dado que, en caso contrario, ahí está el fiscal de turno para poner en marcha una causa por mero ejercicio ideológico plasmado en actuación. En este caso, ni ideologías, ni gaitas, ni ayuntamientos ni diputaciones, ni Comunidades Autónomas ni Presidentes, bastará con concentrar todos los esfuerzos en elaborar cuantas más normas sean posibles, para que regulen cuanto sea posible, es decir, todo, para que se actúe según la ley y solo bajo la ley, es decir, con que haya uno que piense por nosotros, lo que es bueno o no, lo que nos conviene o no, podríamos eliminar de una tacada, partidos políticos, sindicatos, instituciones de rango inferior al que elabora la norma y otros tantos. Es decir, comunismo o socialismo práctico, como prefieran llamarlo.

En conclusión, si dejamos que elaboren las normas quienes no tienen idea, cosa que pasa actualmente, y damos cabida a cualquier estrategia procesal y recoveco normativo para que las puertas de los juzgados parezcan un plató de televisión de una cadena de esas del corazón y no seamos capaces de reducir las normas y otorgar el sentido común necesario a nuestro día a día, para que cada cual desarrolle su trabajo como mejor sepa, siempre con honradez, sin poner el cazo, defendiendo sus propias ideas y actuando bajo comportamientos éticamente correctos, en vez de estar pensando en que haga lo que haga puede verse esposado entrando a los juzgados, seguiremos viendo cada día, de cada mes, de este verano y del siguiente y del otro también, sorprendentes y magnificentes detenciones, excusas, justificaciones y mentiras o como poco imputaciones que nos costarán un ojo de la cara en impuestos.


Con esta irracional utilización de sistema judicial, tanto de un lado como de otro, no podremos ser capaces de reducir el número de aforados, ni de quitarnos de encima a politicuchos de tres al cuarto y aquí coincido con Montesquieu: “Más Estados han perecido por la depravación de las costumbres que por la violación de las leyes”. Urge solución.

No hay comentarios:

Publicar un comentario