El Blog de Rubén Martínez Alpañez

miércoles, 16 de abril de 2014

EL QUE QUIERA OÍR, QUE OIGA

EL QUE QUIERA OÍR, QUE OIGA (La Verdad, XV ABRIL 2014)

“Las oportunidades pequeñas son el principio de las grandes empresas”, así lo pensaba, al menos, el célebre político y orador Demóstenes.
liberalismo, rubén martínez, déficit cero, estabilidad, empleo, free, demóstenes, ortega y gasset, innovación, productividad, eficiencia, salario, crisis, España, Región, Murcia, Hayek, escuela austriaca, economíaTenemos nuevo Presidente en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Alberto Garre, y hay un anuncio realizado en su debate de investidura que quisiera destacar por encima de todo. El anuncio de la recuperación de la estabilidad presupuestaria, es decir, la exigencia de que las administraciones públicas tengan déficit cero. Recordemos que la estabilidad presupuestaria fue elevada a ley por Aznar y derogada por Zapatero. Con esa historia, lógico que Alberto Garre quiera recuperarla.

Si van por ahí los tiros de lo que va a ser su gestión al frente de la Región de Murcia durante su mandato, muy bien encaminado lo veo. Porque como bien sabemos todos, no está bien gastar lo que no se tiene, de la misma forma que no se puede estar recurriendo permanentemente a pedir préstamos para seguir manteniendo “el tren de vida” que en otros tiempos se alcanzó como si nada hubiera pasado.
La posibilidad de incurrir en déficits corrientes así como el recurso ilimitado para recurrir a endeudamientos de largo plazo para financiar la actividad ordinaria sin establecer cierto límite porcentual y debidamente calculado que genere valor añadido, crea una perversa distorsión a los agentes, y concretamente, a los políticos. Y es que lo que no cuesta no se valora.
F.A.Hayek, a raíz del crack del 29, establece, y el tiempo le da la razón, cuál es la causa de las crisis. El origen radica en que un reducido grupo de personas toman decisiones respecto a cuál es el valor del dinero en el mercado, y esas mismas personas las dueñas de la máquina de hacer dinero. Pueden poner todo el dinero que quieran en la calle jugando con el verdadero valor, generando distorsión en relación al coste del dinero. Por eso hay inversores que, al ver el dinero tan barato, consideran asegurada una fácil y elevada rentabilidad de sus inversiones. Sobre esos ilusorios presupuestos, toman decisiones equivocadas. Y luego pasa lo que pasa.
A los políticos les pasa lo mismo, si no se les ponen límites, si se les deja gastar todo lo que estimen oportuno, no serán (no han sido) capaces de priorizar entre las distintas opciones de su ámbito competencial.
Ahora bien, ya se ha anunciado la necesidad de presentar un nuevo plan de reequilibrio para las cuentas públicas murcianas de unos trescientos millones de euros. Lo del déficit cero y equilibrio de cuentas suena bonito, pero a ver ahora quién es el guapo que le pone el cascabel al gato y es capaz de reducirlos.
Al margen de una necesaria revisión al alza de las transferencias estatales, los gobiernos no han de buscar cuadrar sus cuentas a base de incrementar sus ingresos de forma directa. En todo caso, aumentar porcentualmente los mismos vía indirecta, a través de la mayor incorporación de contribuyentes o de actividad económica. Se debe seguir fijando la atención en los gastos, que no es una mera cuestión de meter la tijera. Existen otras alternativas para reducir.
El necesario incremento de productividad que necesita nuestro país también lo necesita la administración pública y para un modelo productivo poco especializado y desarrollado, la primera y más fácil de las alternativas para aumentar la productividad y ganar competitividad es la reducción de gastos de personal (a la vista están los miles de EREs en el sector privado, y reducciones salariales en el sector público). También se puede ganar productividad y mejorar competitividad generando ahorro en costes (fíjese que ya no digo gasto) a través de la innovación.
Afirmaba Schumpeter en su teoría de las innovaciones que “La economía y la sociedad cambian cuando los factores de producción se combinan de una manera novedosa”. No es necesario entrar al detalle en las tesis de Schumpeter, ni es necesario sacar de la manga nuevos inventos que permitan ahorros sustanciales, ni buscar figuras impositivas para recaudar de toda actividad privada imaginable. Quizá si se permite la combinación óptima de los factores de producción se puede ahorrar tanto que, en adelante, se obtengan mejores resultados de gestión. Una administración pública eficiente, cuyas relaciones con los administrados consistieran en lo mínimo e imprescindible, no obligando a tantos trámites y procedimientos, agilizando la gestión, permitiendo reasignar el personal de la administración pública a los departamentos o áreas donde verdaderamente se necesitan de forma inmediata, es una de las tantas y tantas posibles soluciones “innovadoras”, siguiendo la básica definición de Schumpeter, por la que el equipo del nuevo presidente puede empezar.
Uno de los más importantes intelectuales que ha dado España, Ortega y Gasset, decía: “Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Solo cabe progresar cuando se piensa en grande”.

El que quiera oír, que oiga.

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