PEDRO ANTONIO, EL VALOR DE LO IMPORTANTE (La Opinión de Murcia, XXI / MAYO / 2015)
Decía Ronald Reagan que la Política es la segunda profesión
más antigua de la historia aunque a veces se parece mucho a la primera.
Estas elecciones están resultando especialmente atípicas y
lo están siendo no por la irrupción de nuevos partidos políticos, ni porque las
encuestas vaticinen el fin del bipartidismo, ni mucho menos porque tengamos
candidatos nuevos en la mayoría de partidos políticos. Estas elecciones están
resultando atípicas debido a que están siendo la mediocridad, la vulgaridad y
principalmente, la corrupción ideológica, los factores que diferencian a estas
elecciones de cualesquiera otras.
Los partidos políticos nuevos, están jugando a confundir al
electorado, manteniendo revuelto el ambiente, con la finalidad de “pescar” esos
votos que no logran conseguir a base de propuestas concretas para cada
territorio. Y en esto que, como saben que los ciudadanos estamos preocupados
por la aparición de casos de corrupción, predican a los cuatro vientos su lucha
contra la misma cuando, por otro lado, están cayendo en el peor de los vicios,
a saber, no tener ni ideas ni modelo o, si lo tienen, mantenerlo bien
escondido. ¿No es acaso esta práctica la antesala de una futura práctica gubernamental
corrupta?
Cuando hablamos de política, en general y siguiendo a
grandes pensadores del siglo XX, hay que dejar claro el plano sobre el que se
habla o debate, con la finalidad de no confundir al interlocutor y dejar claro,
ya de paso, quién es quién y qué piensa. Demagogias, las justas.
Existe un primer plano que hace referencia a la estructura
política general, al ordenamiento o forma de organización. Este plano hace
referencia a los cimientos de la sociedad. Es en este plano en el que podemos
hablar de democracia, de dictadura, de totalitarismo, etc. En este plano todos
los partidos políticos, menos uno, están de acuerdo en que nuestra democracia
es un sistema cuanto menos adecuado y que, con algún matiz que otro, debe
mantenerse. En tanto en cuanto hablamos de pilares básicos, este plano debe
respetarse a toda costa, incluso protegerse y defenderse. Sólo el partido lila,
Podemos, pone en riesgo nuestra
sociedad como se puede observar ante su exigencia de iniciar un nuevo proceso
constituyente.
Existe un segundo plano que hace referencia a cómo debe
desarrollarse, a partir de la forma de organización, la sociedad en cuestión.
En este caso ya podemos hablar a grandes rasgos de ideologías, y en este plano
existen básicamente dos formas de desarrollar la sociedad. A mi juicio, la
diferencia más significativa entre una y otra formas de desarrollo estriba en
el protagonismo o papel paternalista que otorgan al Estado y donde se sitúa la
responsabilidad del mismo ante la propia libertad y capacidad del individuo.
Aquí bien se puede diferenciar a algunos partidos políticos, si bien existen
otros, los nuevos, que ya empiezan a confundirse y a confundir. Así, es fácil
diferenciar entre el Partido Popular de Pedro Antonio (menos impuestos, más
libertad, fomento de la iniciativa privada para la creación de empleo y
protagonismo del sector privado, ayudándolo, en el progreso social) y el
Partido Socialista de Tovar (más subvenciones, menos apoyo a lo privado y la
administración pública utilizada como herramienta para alterar la evolución del
ciclo económico con decisiones cortoplacistas y subidas de impuestos).
El tercer plano, estrechamente conectado con el anterior,
hará referencia a las medidas concretas que se proponen poner en marcha con el
objetivo de lograr maximizar el desarrollo y consolidación del modelo. En
función de cual sea la ideología, serán diferentes unas y otras medidas
concretas con la finalidad de consolidar y maximizar el modelo de desarrollo
por el que se apuesta. Y es en este plano donde entramos directamente en la
corrupción de las ideas y donde los partidos políticos nuevos están engañando
al electorado.
Según los programas electorales que he podido consultar,
sólo el Partido Popular defiende un modelo que permite y otorga el protagonismo
a las personas y a su capacidad, delimitando la labor del sector público
precisamente a corregir los fallos del mercado. Y solo Pedro Antonio tiene
capacidad de ponerlo en marcha. Todos los demás partidos políticos defienden el
otro modelo, ese que otorga sin miramientos más peso al Estado que al individuo
sobre el desarrollo de cada uno. Unos más y otros menos, pero todos los demás
defienden el “café para todos” por malo que sea el café, siempre que sea igual
café para todos y siempre que sean ellos mismos los que reparten el café.
¿Imaginan Vds. que nos obliguen a todos a conducir el mismo coche y del mismo
color o que nos digan cuantos hijos tenemos que tener?
La puesta en marcha de medidas concretas está íntimamente
relacionada con el modelo de desarrollo por el que se apueste. Así, si piensas
que la Administración pública ha de dirigir la vida de todos, serán necesarios
mayores recursos económicos (impuestos) que si se limita el papel protagonista
de la administración a ayudar a los que más lo necesitan cuando lo necesitan.
Este ejemplo, pese a lo obvio del mismo, sirve para poner de manifiesto el
engaño al que deliberadamente nos están sometiendo algunos y este engaño viene
de la mano del partido Ciudadanos.
Ciudadanos, en
palabras de su líder nacional, es un partido socialdemócrata y progresista. Las
propuestas concretas de este partido, como su ideología indica, subrogan la
libertad del individuo al mantenimiento del statu
quo que ellos estiman adecuado. No puede hablar de libertad quien defiende
subidas generalizadas de impuestos y maximización de la política de subsidios.
Venden un nuevo modelo impositivo (que dicen que es liberal, anunciando que van
a bajar impuestos) y ocultan que dicho modelo empobrece en general a cada
ciudadano y además ha sido diseñado como mecanismo para recaudar más. Y claro,
si cuando aún no se tiene capacidad de decisión se dice una cosa y se piensa en
hacer otra ¿Qué se hará si llegan a tener posibilidades para decidir? La
corrupción empieza por no tener ni respetar valores y cuando no se tienen el
riesgo es muy alto.
En nuestra Región a muchos candidatos se les llena la boca
con discursos vacíos de contenido, sin propuestas y sin programa. Pero ¿Dónde
está lo importante? Si tendrán nuestros hijos un futuro digno, cómo van a ayudar
a generar empleo, cual es el la evolución que pretenden con los impuestos y de
qué manera van a garantizar unos servicios públicos como la sanidad, la
educación y la política social con unos estándares de calidad adecuados. Esas
son las preguntas que han de responder y sólo Pedro Antonio está siendo capaz
de mojarse y poner sobre la mesa el valor de lo importante.