Sinceramente no se sabe a ciencia
cierta pese a que todos lo estemos deseando, cuando ni como va a terminar esta
espiral creciente de hipocresía y mala praxis que podemos observar cada día y
que parece no tener fin.
Flaco favor el que se hace a
alguien cuando se le alaba sin miramientos, sin condición y hasta incluso sin
merecimiento. Cuanto mejor sería, desde la más absoluta lealtad y respeto tanto
personal como profesional, desde una posición de humilde reconocimiento de la
propia limitación intelectual, cuanto menos, intentar hacer ver lo errático del
planteamiento de la persona que tienes delante.
Y es que ya fue Alfonso X, “El Sabio”
el que dejó dicho aquello de “Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen
pena como traidores”. Y es que no es oro todo lo que reluce, o todo lo que se
vende a bombo y platillo y que sólo contiene humo.
A partir de la estrategia de
crecimiento Europa2020 impulsada por la Unión Europea, podemos contemplar como
a nivel regional se ha presentado recientemente ese denominado Plan IRIS 2020.
Este plan contiene, según quienes lo han elaborado, los grandes retos o hitos a
través de los que consolidar, entre otras cosas, la Región de Murcia que
queremos, por cuanto a modelo socioeconómico se refiere, incidiendo en aquellos
puntos en los que se han de centrar los esfuerzos tanto públicos como privados
para tal fin.
Como bien he podido escuchar de
un sabio de la Región de Murcia, Don Clemente García en respuesta a alguien que
criticaba el Plan Estratégico, “es mejor
tener plan que no tener” y por otro lado y lo que me parece más importante,
añadió: “El plan Estratégico ha de ser
dinámico, ha de estar vivo, y puede (y debe) sufrir modificaciones durante sus
años de desarrollo”.
No sólo el IRIS 2020 es y ha de
ser dinámico, los propios gobiernos son y deben ser dinámicos. Sus miembros
piensan (supuestamente) y actúan en consecuencia (también supuestamente), y a
lo largo de los próximos años contaremos con diversos procesos electorales que
pueden hacer que los que piensan desde el poder tengan que pasar a pensar en la
oposición o bien, todo lo contrario, que pensando desde el poder se vean
reforzados y se les invite a seguir pensando, más intensamente si cabe, en la
línea de sus pensamientos.
En esto que aparece el Informe
Lagares, informe que nace como consecuencia del encargo que el Gobierno de
España hace a una Comisión de expertos en fiscalidad con la finalidad de
redefinir nuestro sistema tributario, tal vez, con la finalidad de cambiarlo o simplemente
dejarlo pero adaptado a los países del entorno o hasta incluso, si se estima
oportuno, hasta mejorarlo. Quien sabe.
Pues el Informe Lagares ya ha
sido publicado y con leer el resumen ejecutivo ya debemos llevarnos las manos a
la cabeza. El informe reconoce en su página tercera que la “Comisión entiende que la reforma fiscal debe ser neutral ex ante
en términos recaudatorios … pero ex post deberá tener claros efectos positivos
y coadyuvar positivamente a la reducción del déficit público”. Es decir, en
huertano: Que la Comisión lo que propone son mecanismos para recaudar más en
adelante.
La Comisión propone modificación
de impuestos, se vende que se reduzcan los impuestos directos (como el IRPF),
pero amplían la base del impuesto por lo que los gobiernos podrán decir que
bajan el impuesto, por ejemplo del 40% al 30% pero en cambio ahora habrá que
pagar por muchas cosas por la que hasta hoy no se ha pagado, y a la vez,
incrementan la imposición indirecta para paliar el posible efecto de reducción
de cotizaciones sociales, cobran protagonismo los impuestos medioambientales y
todo, como dice el propio informe, para incrementar, a lo sumo un 1% el PIB
español.
Se debe considerar
manifiestamente insuficiente reformar todo un sistema tributario con la finalidad
de ocultar que cada día de cada año se nos va a quitar más de nuestros ya
maltrechos bolsillos, para seguir financiando a ese monstruo llamado
Administración Pública. Y todo por un 1% de incremento de PIB.
Se debe considerar
manifiestamente insuficiente que se proponga modificar la composición y
estructura de cada impuesto, buscando quitarnos más y que parezca que nos
quitan menos, en vez de ser suficientemente ambicioso para dar un vuelco
radical a nuestro sistema y dejar el protagonismo del crecimiento al sector
privado.
Lo que debería hacer la Comisión
sería valorar que supondría una verdadera reforma del sistema tributario,
reforma consistente en la simplificación de las bases y la reducción porcentual
de los impuestos directos así como la inclusión de mecanismos que reduzcan el
tamaño de la administración pública simplificando procedimientos y permitiendo
una bajada de impuestos indirectos que permita que los españoles tengamos más
dinero en nuestros bolsillos y no al contrario.
Y como a nadie gusta ser
calificado de traidor, y siguiendo las recomendaciones de Alfonso X “El Sabio”,
se hace aquí la advertencia a los diseñadores del IRIS2020, que pueden ver más
pronto que tarde como tendrán que readaptar, al menos, u olvidar, a más, el
plan estratégico IRIS2020 ante la nueva apretura de tuercas que nos viene
encima con la reforma del sistema tributario conducente a que la Administración
cada vez sea más grande y nosotros más pequeños.
Ya lo dijo Pío Cabanillas, siendo
Ministro: “Al suelo, que vienen los nuestros”.
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