LA INFORMACIÓN ES PODER (La Opinión de Murcia, XXVII Marzo 2014)
Al parecer fue Hobbes, en El Leviatán, quien puso en circulación la idea de que «quien tiene la
información, tiene el poder».
Conviene recordar que la información no es
conocimiento. Si lo fuese, cualquiera que entrase en una biblioteca sería sabio
al disponer de tanta información como contienen los libros y para qué hablar de
la información accesible a través de internet. Pero tanta información no hace a
nadie sabio, falta algo que sólo los sabios, los maestros, poseen y transmiten:
organización, estructuración, separación de la información esencial de la
accesoria, criba del grano y la paja.
La frase de Hobbes remite a la información, no al
conocimiento. Pero no a cualquier información, no a la que podemos adquirir a
raudales con un golpe de click, a través de internet, por ejemplo. No, ya se
entiende que se trata de la denominada 'información privilegiada'.
Señala la consultora Mckinsey & Company que las
carreras universitarias más demandas siguen siendo las mismas desde hace
treinta años. ¿Será que los universitarios carecen de información respecto a
las salidas profesionales que ofrecen los estudios elegidos? Porque, al parecer,
un elevado porcentaje de universitarios selecciona su licenciatura teniendo a
la vista la salida profesional y no parece que una España que se ha
transformado tanto en las últimas décadas siga sin haber variado su mercado
laboral en el espectro universitario.
Disponer de información es más que necesario,
información que no va referida a la obtención de prebendas a futuro, ni está
ligada a recalificaciones urbanísticas o asuntos de ese estilo. Ya dijimos que
la idea de que la información es poder es de Hobbes, no de Maquiavelo. Y es que es necesario reconocer que si todos disponen de
información, se establece un marco de igualdad de oportunidades que permite a
cada individuo el desarrollo de sus potencialidades, de forma libre, con la
tranquilidad de que no van a existir externalidades negativas que imposibiliten
los logros que uno se propone conseguir, lo cual hace menos costoso tanto la
toma de decisiones como el logro de objetivos.
Los datos, sin hacer distinción respecto al nivel
formativo, señalan que hay actualmente en paro más de 140.000 jóvenes. ¿Habrá
que concluir que el fracaso de las políticas públicas para generar empleo se
debe a ineficiencias informacionales?
La crisis estructural de modelo productivo que
padecemos en este país pesa sobre muchos murcianos, jóvenes y no tan jóvenes,
que ven como pasan las semanas, meses y años y no consiguen un empleo. La
amplia mayoría de éstos estaría dispuesta a trabajar donde sea y de lo que sea,
siempre dentro de la legalidad y por un sueldo 'medianamente digno'. En esta
situación hay una serie de informaciones que serían de mucha utilidad.
Un demandante de trabajo debería tener la oportunidad
de entrar en una oficina de empleo (SEF, SEPE, INEM o como se llame) y poder
disponer de rankings. Por ejemplo, ranking de los sectores productivos que han
generado empleo en el último año natural y de lo que llevamos de año corriente;
ranking de zonas geográficas donde de genera más empleo, ordenado de mayor a
menor para no generar confusiones; ranking de cursos ofertados por la
Administración pública con mayor porcentaje de éxito en la colocación de
desempleados; ranking de empresas de trabajo temporal que más colocan empleados
en el mercado; ranking de empresas de formación como mayores porcentajes de
éxito en la colocación de aquellos desempleados que han recibido formación;
ranking de cursos obligatorios para el desempeño de determinados empleos
ponderado por porcentajes de colocación anexado a la relación de centros donde
se imparten dichos cursos de forma gratuita, etc.
A la vista de información de este tipo, el desempleado
podrá tomar las decisiones que estime oportunas con la finalidad de solventar
la difícil situación que arrastra. En vez de ir de polígono en polígono y de
empresa en empresa dejando currículos que terminan en la basura en cuanto se
sale por la puerta, podrá ir a aquellas empresas cuyos sectores están en
crecimiento. Podrá desplazarse a aquellas zonas donde más trabajo se crea y
recorrer todas y cada una de las empresas ofreciendo sus servicios. Podrá el
desempleado, sabiendo qué empresas de formación son las más eficientes, no
perder su tiempo y hacer cursos realmente válidos que verdaderamente le
otorguen valor añadido como ofertante de mano de obra. Podrá prepararse para
incorporarse a un sector en el que se le ofrezca un empleo, si tiene los cursos
de riesgos laborales, manipulación de alimentos, etc. necesarios y obligatorios
para el desempeño de la actividad.
A nadie se le escapa que esa información está ahí. Y no
hace falta leer ni una línea de El Leviatán para saber que con esa
información se puede salir de la situación aludida, se facilita la
incorporación al mercado laboral.
Y eso es bueno para quien busca trabajo. Pero, como es
sabido, nos beneficiamos el resto de ciudadanos, los que trabajan y los que no
están buscando trabajo, los jubilados y la sociedad en su conjunto.
Los que pagamos impuestos veremos cómo se gasta menos
en políticas pasivas y además se hace de manera eficiente con el objetivo de
ver la, tan anhelada, bajada de impuestos que nuestra sociedad necesita y es
que ya nos lo dijo Séneca: «El lenguaje de
la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios".
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