El Blog de Rubén Martínez Alpañez

sábado, 23 de noviembre de 2013

EL QUE NO AYUDA, ESTORBA

EL QUE NO AYUDA, ESTORBA
(La Verdad, Martes 19 de noviembre de 2013)

murcia educación lomce transparencia publicidad test diagnostico calidad liberalismo ruben alpañez free google facebookEl premio Nobel de Economía ha sido otorgado a economistas liberales. Si algo tenemos en común los liberales es el sano vicio de especular poco y basar todos sus razonamientos en datos. Menos ideología y más ciencia.

No hace muchos días el sistema educativo español vivió una jornada de huelga, desde alumnos a catedráticos, mejor o peor representados, todos participaron (supuestamente) en la huelga para rechazar la LOMCE.

Si existe algún comportamiento por parte de los políticos que los ciudadanos de a pie no entendemos, sin duda alguna, es el extremo posicionamiento que adquieren ante cualquier acontecimiento, basado exclusivamente, en el interés particular, con la única finalidad, no ya de obtener beneficio, sino, meramente, por perjudicar al adversario. O es blanco o negro, no existe el punto medio. Los unos, anunciando la LOMCE como si fuera el fin de todos los problemas del mundo, los otros demonizando el nuevo sistema educativo, advirtiendo, que la citada ley empeorará la educación española obviando que tal hecho es tarea más que difícil a la vista del posicionamiento del sistema educativo español en todos los rankings internacionales. Ver para creer.

El sistema educativo es básico en el desarrollo de un país. Está demostrado que incrementos cualitativos en el sistema educativo de un país, pueden hacer crecer exponencialmente el producto bruto que genera dicho país en aproximadamente dos puntos porcentuales (ya se me ha colado un dato, eso me pasa por ser liberal). Los experimentos con coca-cola y no con el futuro de nuestros hijos y vecinos. Pero cuando el clamor analítico y práctico es tan grande, al menos, es necesario que se intente llegar a un mínimo consenso, que no a la mera y vulgar obtención de un rédito político cortoplacista.

Jamás esperes que un mal portero juegue en la selección española, como, de la misma forma, no has de esperar la mejor sentencia a tu favor si tu abogado es malo ni que la economía de tu empresa vaya como la seda si tienes el departamento financiero en manos de alguien que no sabe lo que es, por ejemplo, el ebitda. Hay un aspecto que es de vital importancia en la reforma educativa, y que todavía no he visto en ninguna pancarta. La ley prevé que al final de cada ciclo educativo los alumnos realicen unos test de evaluación externos, que determinen su nivel de conocimientos de forma objetiva. Algo así como la selectividad.

Esta medida, por definición impopular, no ha de centrar el debate en si es adecuado o no que se acometa. Para conocer el nivel de algo o alguien, es necesario medirlo, para, entre otras cosas, determinar las necesidades individuales que maximicen el aprendizaje y preparación de cada alumno y poner en marcha mecanismos correctores. Conocer periódicamente, de forma objetiva, es decir, evaluado externamente, el nivel de los alumnos es adecuado.

Y siendo importante, que lo es, establecer los contenidos mínimos necesarios para el desarrollo intelectual y según algunos, personal y social del alumnado, en términos de que materias y cuantas horas se han de impartir, no es menos importante y, aún no está solucionado, el procedimiento de elaboración de los exámenes que deberán superar los alumnos a final del ciclo.

Quién va a diseñar y redactar esos exámenes y quién deberá corregirlos, o visto desde otra perspectiva, qué van a preguntar a los alumnos y como van a puntuarlo. Pues ahí es donde está el quid de la cuestión y la oportunidad para su definitiva solución es facilísima. Es ahí donde, los responsables del sistema educativo podrán extraer cuantas conclusiones, en base a resultados, sean necesarias con la finalidad de corregir la deriva de nuestra educación.

Periódicamente se realizan desde las instituciones unos test de diagnóstico de los centros educativos. Estos test de diagnóstico, que según la ley deberían de ser públicos pero que en realidad nadie conoce, evalúan la capacidad de cada docente, y la efectividad del centro educativo para impartir conocimientos a los alumnos.

Es necesario, por dignidad y como clara muestra de transparencia en la gestión de lo público, que se publiquen los resultados de esos test de diagnóstico. Es necesario para saber diferenciar al profesor que es malo, del que es peor, así como para poder promocionar a aquellos buenos docentes y que asuman, cada vez más responsabilidades, debidamente remuneradas, dado que son los que obtienen los mejores resultados en términos de resultados de sus alumnos.


Es necesario que los padres conozcan en manos de quien van a dejar a sus hijos, de que personas y en que entorno, por lo que es necesario que se publiquen, los resultados de los test de diagnostico que están escondidos en un cajón en la mayoría de Comunidades Autónomas, porque como bien dice el refranero español, en cualquier trabajo u obra, el que no ayuda, más bien, estorba.



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